Como todo no va a ser hablar de pateadas y paseos, hoy me ha dado el punto, debe ser de la caló. (Si alguien tiene tiempo que repase la métrica, a mi me aburre, aunque siempre podemos pensar que es libre, la métrica, quiero decir).
Erase una Golondrina
que anidó en un limonero
y que vivía en Alcalá
que es tierra de panaderos.
Y aunque podía volar libre
nunca encontraba consuelo
en el fondo vivía triste
como si estuviera en duelo.
Cuando un día... de pronto,
escuchó una voz de lejos
que la llamaba flojito
casi no se oía su ruego.
Y fue escuchando esa voz
que la llamaba: ¡Te quiero!
hasta que escuchó a Sevilla
que siempre sintió esos celos.
Escuchaba en sus campanas
su reclamo mañanero
y hasta las aguas del río
la llamaban, salamero.
¡Anida aqui a mi sombra
debajo de algún alero!
le pedia el Giraldillo,
siempre él tan lisonjero.
De tanto insistir Sevilla
con su ruego lastimero
la golondrina escuchaba
ya sus palabras en sueños.
Y Sevilla siguió llamando.
Le recitaba requiebros,
le cantaba sevillanas
y los piropos más bellos.
La llamaba La Giralda
allí cerquita del cielo
y en el Patio de Banderas
se escuchaba algún lamento.
La otra torre, la del Oro
lloraba su desconsuelo
porque no podía llamarla
que así los moros la hicieron.
Como lo cuenta Manuel
en esos tan lindos versos
'pa no despertá a Triana'
por eso guarda silencio.
Y la llamaba El Alcazar
con sus banderas al viento.
Las Sierpes y la Campana
y la gente en el revuelo.
El Arenal, la Maestranza,
hasta los mismos toreros
y los coches de caballo
con su lindo tintineo.
En su glorieta en el parque,
Becquer la espera despierto
componiéndole poesías
que hablan de su regreso.
Y tanto insistió Sevilla
que un día emprendió su vuelo
pero miraba hacía atrás
viendo el Castillo de Albero
Y la Golondrina volaba
subiendo más en el cielo
y mirando hacía lo alto
vió a lo lejos un pandero.
Era el sol que la cegaba
¡¡Alejarme yo no quiero!!
Y fue volando hacía arriba
sin mirar jamás al suelo.
Y siguió volando y volando,
de vista se fue perdiendo,
para no tener que elegir
un solo amor verdadero,
Se fue alejando llorando
hasta perderse en los cielos
y se quedó alli arriba...
y se convirtió en Lucero.
Mercedes Sosa - La Maza
Mercedes Sosa - Todo cambia
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