viernes, 12 de diciembre de 2014

Llega la Navidad

Bueno, llega la Navidad con sabor a mazapán, como decía o dice aquel anuncio, llega la Navidad, porque las tiendas ya han colocado todos los paquetes vacíos y los adornos navideños y hasta las emisoras de radio sacan cd de música navideña, en fin:
Ya he comprado el cupón extraordinario de la ONCE, que siempre nos queda el consuelo que si no toca al menos hacemos una gran labor social, y hemos comprado la lotería, todos los calvos nos la hemos pasado varias veces por la calva, por aquello del anuncio, que igual nunca nos había tocado o porque antes teníamos pelo, o porque cuando dejamos de tenerlo no sabíamos que ese era el secreto mejor guardado del mundo y que, al menos que yo sepa, no se ha transmitido de padres a hijos.
Ahora si no nos toca será porque seguramente había que pasarse el décimo 7 veces, o solo 6 o poner un mensaje en no sé dónde, diciéndolo o comenzar una cadena mística-navideña-loteril, pero bueno por intentarlo que no quede.
Llegadas estas fechas tan entrañables, me llenaría de orgullo y satisfacción… pues yo que sé; podría colgar una foto, un adorno navideño descargado de alguna web, poner el Last Christmas de Wham! que es muy socorrido para estas cosas, podría poner un mensajito deseando felices fiestas, un christmas con un gnomo o algo por el estilo al que le podría poner mi cara, y ahí sería donde el pobre gnomo se quejaría al Sindicato Internacional de Gnomos sin fronteras.
Pero la verdad es que lo que me gustaría es hacer algo más original crear una súper sopa de letras en la que recordar a los amigos y amigas, que no se me molesten por razón de sexo, y en ella colar de tapadillo con alguna licencia poética y alguna faltilla camuflada a las personas a recordar, pero claro eso podría hacerlo, si yo fuera como aquel de la canción que dijo:
Pudiera ser que pudiera cómo saber que una estrella sólo se alcanza volando y no con una escalera, quedaría fantástico e incluir a esos amigos que siguen luchando, y nunca izan una bandera blanca, recordar a esos amigos que se han ganado un óscar a lo largo de estos años, o a aquellos que siempre llevamos con nosotros, en esos marcos, que no son otra cosa que pequeños espacios en nuestra memoria, a aquellos que siempre defenderemos, a aquellos que si alguien vez empezaran a hablar mal de ellos, diríamos “chitón”. Aquí no se habla mal de mis amigos.
Si yo pudiera haría tantas cosas, metería a tantas personas en esta sopa de letra imaginaria, nombres que recuerdo, nombres que me callo, recordaría a algunos que son casi santos y que gozan con la amistad y el compañerismo, recordaría a amigos con bigotes, con caras barbudas, y personas gorditas, a amigos delgados, amigos y amigas que en algún momento lucharon junto a mí, más de un romano, lo reconozco.
Recordaría a amigos que nada esconden, a otros que tienen un corazón de oro o de plata, a amigos que para mí son mejores que los condes, o mejores que los que tienen castillos, o palacios. A amigos solteros, amigos casados, rubios, morenos; a los que les gusten las montañas, los campos, los prados, a los romeros; a los que vivan en el quinto o en la quinta farola, que no siempre van a vivir en un pino, caray, que para eso tenemos otros árboles, robles u olivares, por poner un ejemplo. Amigos con los que hemos logrado algo y hemos coronado algún puerto, aunque no sea de montaña.
A todos ellos sentaría en una buena mesa, carnes a elegir o quien lo prefiera peces; íbamos a estar comiendo hasta que se pusiera el pan duro; luego una partidita de billar por ejemplo, y a echar unas risas, como se dice ahora, luego les cantaría algo, algo sencillo, un verso, un do, re, mi, fa; uno más y hemos terminado, que más que carta esto me suena a soneto.
Recordaría a los vivos, a los gallardos, y como no, a los amigos que partieron para quién sabe dónde, a todos ellos les regalaría, por un poner, una rosa, aunque quede la cosa un poco sosa, pero algo es algo a pesar de que pueda tener alguna espina, rosa al fin y al cabo.
Y lo haría si yo fuera capaz de todo ello, pero lo intento y no me sale; que cruz, al final tendré que tirar del discurso del rey; el de Juan Carlos o cualquier otro y pensar que esto no es lo mío, pero mira que lo intento y yo mismo me animo y me digo bravo, como si luchando estuviera con un toro y no con una humilde sopa de letras, una sopa donde intentaríais encontraros, y ya sería un no parar, ¡aquel!, ¡aquel!, es el mío; ¡Y yo que pensaba que por estar lejos no se iba a acordar de mi!, pero con cuidado y sin demora os iríais encontrando poco a poco.
Si lo lograra pondría una enorme marca en el calendario para recordar este día, pero al final te lías y te relías y no sale, como dice Serrat, hoy las musas han pasao de mí, estarán de vacaciones, a punto estoy de autocastigarme y en cuanto pase este frío ponerme al solano, o castigarme e irme al polo, a la nieve, si o con los pitufos, igual al final me hago la foto como dije con cualquier cámara disfrazado de Papa Noel, mira que iba con ganas de hacerlo, por la mera curiosidad de si sería o no capaz de dedicar un recuerdo a toda la peña, convertirme en un Picasso y dibujaros algo bonito, pero nada, que no.
Al final tendré que nombrarlos a todos de uno en uno, a los Muñoz, a los Pérez, a los González, a los Vázquez, a los García, a los Fernández, a los Gil, a los López; a los Suárez; pero sería fácil, no me quedaría demasiado complacido, que le vamos a hacer, al final mejor lo dejo que se ve que solo podría hacerlo si yo tuviera talento y también lo que hace falta para decir lo que siento.