martes, 28 de abril de 2009

CRÓNICA DE LA XI EDICIÓN DE LAS LXVII MILLAS ROMANAS DE MÉRIDA



A las 5 y cuarto de la tarde, cerca de Itálica habíamos quedado en reunirnos los Pretorianos de Tomares, que participaríamos en la XI edición de las LXVII Millas Romanas de Mérida.

En uno de los coches, ibamos Rafa Iza, El Niño, Plum y yo, y como ya dijo Plum cuando prometió que no volvería a hacer pruebas de 100 kms (ni de 101, salvo la del 2006), todo el camino ya es autopista, con lo que llegamos en un momento.

Tras la llegada al Polideportivo Diocles, saludos, recogida de dorsales, abrazos, besos, más saludos, alegría por todos lados.

Aparte de los much@s amig@s del Club Camino de la Plata que saludamos, al montón de Cientouner@s a los que luego citaré, y a los amigos de otras ediciones, también tuvimos la suerte de saludar entre otros a Olegario y José Morales, amigos del foro del Club Organizador, que ya me he enterado que han tenido una brillante "puesta de largo kilométrica", y vaya por adelantado mis disculpas por aquellos a los que me olvide de nombrar, sobre todo por no recordar el nombre del amigo con el que compartimos parte del segundo recorrido, y que a pesar de abandonar al terminar éste, estaba en la meta disfrutando con la llegada de los que completaban la prueba, y que nos hizo algunas fotos a nuestra llegada a Meta, vaya para él mi especial reconocimiento, porque ese es el espíritu de esto.

A los Organizador@s, ¿qué decirles?, como se han merecido, una vez más, que se les felicite por su labor, por su forma de hacer las cosas, yo solo voy a decir que ell@s son los únicos culpables de que yo lleve participando en seis ediciones, y que mientras pueda ahí intentaré estar de nuevo.

A Manuel Coronado, decirle que mi mayor deseo es que ojalá siempre me lleve cuatro miliarios de ventaja.

Después de los saludos, comer algo, y a cambiarse de ropa.

A la hora prevista, la salida, neutralizada hasta la Plaza de España,y desde allí el cohete, que nos avisaba de que esto ya no tenía marcha atrás, el cohete que hacía que los cronómetros empezaran a andar y de que nuestros corazones empezarán a latir más rápido.

Apenas tomada la salida, vimos una pared especialmente engalada en nuestro honor.



En el primer recorrido, junto al río, bastante frío, este año más corto, "solo" 27.3 kms, pues se ha ampliado el tercero, pero discurrre como siempre a orillas del Fluminus Anae (el río de los patos), longum et copiosum flumen.

Se cruza el puente Lusitania, hermano del de La Barqueta, se pasa por debajo del Puente romano, cruzándonse a la vuelta,



donde rendimos honores a Luperca, y a Romulo y Remo, que siguieron mamando de la teta de la loba, aún cuando les rendimos pleitecia al llegar a su altura.



A un paso, en la Pizzeria Galileo, donde almorzamos el año pasado, el Centurión Quadrato,



licenciado ya de la Legio X Gemina, nos saludó y nos preguntó ansioso para que le informaramos de que como nos había ido en Arunda, y nos animó para que completaramos las LXVII Millas romanas de este año, pero a pesar de que hacía un año que no nos veíamos, no pudimos demorarnos como nos hubiera gustado.

El segundo, sin ningún cambio, nos llevó al pantano de Proserpina, en honor de la hija de Ceres y Jupiter. Intentamos ver si al igual que el lago de la mitología, éste también estaba hecho por las lagrimas de las ninfas, pero a mi al menos me pareció que no, pues la verdad es que verse, lo que se dice verse, no se veía mucho, y salvo a los dos miembros de la Organización que permanecían al pie del cañón a pesar del frío que hacía (para que luego la gente no esté agradecida a los voluntarios), por allí no se veía nada más que los 101 badenes que discurren a lo largo del recorrido que rodea el pantano.

Al entrar en Mérida, atravesamos el Cardus Máximus, pasamos bajo el arco de Trajano,



y junto al templo de Diana, que por muchas veces que hayas pasado por allí no deja de producir admiración.



El tercer recorrido, se ha ampliado a 43.20 kms, con la intención de que haya más participación en la prueba "corta", especialmente para aquellos que quieran hacer un maratón con la dificultad añadida (según se mire) de que no sea por asfalto.

Se ha cambiado, y se pasa por un nuevo pueblo, Mirandilla, que está a 12.80 kms del polideportivo, y aunque el terreno es algo mejor que el de las ediciones anteriores, se hace algo aburrido, pues el pueblo no se ve en la distancia y parece que no se avanza, pues por más que ibamos echando "mirandillas" a todo lo que daba la vista, no aparecía por ningún lado.

Se pasa cerca o por, (no sabría decir exactamente) el parque natural de Cornalvo, y por la puerta del Cortijo de Campomanes, que la verdad no debe ser un mal sitio para vivir, de ahí a San Pedro, por donde ya se pasaba en las ediciones pasadas, y donde al ser la hora reglamentaria y el kilómetro 83.73 procedimos a la ingesta de algo de zumo de cebada, y una tapita de picadillo, que no solo de pastelitos Martinez y platanos, vive el Pretoriano; de ahí a Trujillanos y de allí a tan solo 9,2 kms. de nuevo la gloria.

Este cambio tiene sus ventajas, como es el mejor terreno en la primera parte del recorrido, y el pasar cerca de unas preciosas extensiones de encinas y olivos, y que se evita pasar por la dehesa, que como recordareis los que habéis participado en anteriores ediciones, solía tener la dificultad de que había zonas con bastante agua que iba obligando a hacer algunos rodeos para evitar mojarse los pies.

Como inconveniente, el que se hace bastante pesado, pero los cambios es la Organización quien los decide.

En cuanto al tiempo, tuvimos la suerte de que no lloviera, pues el día se empezó a poner bastante "feo" justo cuando nosotros volvimos al Polideportivo después del tercer recorrido para ducharnos y recoger las cosas, pues la prueba como el año pasado termina oficialmente en la Plaza de España, eso sí, hizo todo el viento del mundo, racheado y en contra, porque sé ve que el viento en Mérida, es de ideas fijas, y lo de cambiar y soplar a favor, no entró en ningún momento en sus planes.

La Organización como siempre, magnifica, dando grandes muestras de cariño y camaradería, y salvo que el avituallamiento del km 5,2 del tercer recorrido faltaba, no hubo ninguna queja que destacar.

En el polideportivo a la llegada de los recorridos todo perfecto; después del primero; sopa caliente y unas buenas raciones individuales de macarrones, que estaban muy buenos.

Después del segundo; café, cola cao, pasteles, y pan con mantequilla o foie gras, en fin de todo.

Saludamos a bastantes amigos de los 101, a JMich que lucía orgulloso colgado en su mochila el pañuelo cientounero del año pasado, a los amigos incombustibles de Córdoba, "Casa de guerrera gente y de sabiduría clara fuente":



Concha, Rafi, José Antonio Gil, (que por lo que se ve, al igual que yo, también está abonado al mismo número de dorsal cada año) y el cuarto miembro del que no pongo el nombre porque él dice que nunca me acuerdo (Gonzalo), delgado él y fuerte como dos torres y del que tampoco recuerdo que este es su primer miliario.

(Para más información consultese, orla 1ª Quedada Cientouner@ Pre-Homenaje, 1ª fila, fotos 7, 8 y 10).

Amigo Gil, tampoco se me ha olvidado que alguno sois cordobeses de adopción, por lo que a lo antes dicho, también añadís lo de "Fidelis et Fortis"

También saludamos a Fernando Martínez, que se ha cortado, su otras veces larga barba, demostrando que no radicaba en ella el secreto de su fuerza.

También a Gerunión, compañero de batallas del anterior.

A varios amig@s de Bejar, Plasencia y Salamanca, Isabel, una gran andarina, Mamen, y Ramón Mariano Medina, "el hombre del tiempo", que en la edición del 2006 de los 100 kms en 24 horas de Corricolari, al llegar a Tres Cantos, sentenció que ya no llovería más, y clavó la predicción.

Ramón, inseparable compañero de andaduras de "El Niño de Salamanca", que en esta ocasión no pudo acudir por haber tenido una reciente operación, y al que echamos de menos.

A Quintiliano y señora, y aunque seguro que por allí cerca debía andar Omar, no tuvimos ocasión de verle.

A varios Cientouneros más de los que no recuerdo su nombre, ellos en cambio dada la facilidad del mío, si que lo recordaban.

Echamos en falta a los Hermanos Sus-murais, y por nuestra parte doce Pretorianos tomamos la salida, de los que completamos el recorrido 11, tuvimos una salida bastante Pretoriana, y recordando al "amigo de Sánchez Dragó", fuimos bastante positivos y optimista, y los gritos de "Máximo Décimo Meridio":

"Me llamo Máximo Décimo Meridio. Comandante de los ejércitos del norte. General de las Legiones Felix. Leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio. Padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada, y alcanzaré mi venganza... en esta vida o en la otra "

que para eso estabamos en su tierra natal de ficción, se oyeron desde el polideportivo Diocles hasta la Plaza de España, con la consiguiente cara de asombro del personal que paseaba por la calle, y probablemente también de muchos de los participantes, que se llevaban la agradable sorpresa de que había alguno más loco que ellos; sobre todo en ese grupo en el que algunos llevaban unos cascos de plástico, y dos estandartes Pretorianos, que a pesar de lo que se pueda pensar hicieron el recorrido completo.

Así que salvo el abandono de nuestro compañero de Club, todo salió perfecto, y mi sexto miliario ya ocupa su lugar de honor junto a los otros, el sexto, el número VI, igual es por aquello del VIni, VIdi, VInci.





P.D.: Y como esto de hacer 100 kilómetros da para mucho, incluso tuvimos ocasión de aclarar algunas dudas existenciales a algún participante que estaba en la cola para recoger los dorsales.

1.- Tomares no está en la provincia de Ávila; en Navarredonda de Gredos, nace el TORMES, que atraviesa la provincia de Ávila, pero los Pretorianos, aunque participaron en la prueba Castillos de Ávila, ya desaparecida, no son de Ávila, cosa evidente nada más oirnos nuestra exquisita pronunciación del castellano.

2.- Tomares no es una provincia andaluza, aunque pudiera parecerlo, dada la cantidad de Pretorianos, allí presentes, Andalucía, sigue teniendo ocho provincias, todas ellas magnificas y preciosas, y entre ellas no se incluye Tomares.

En el primer recorrido, junto a Vetulus Impacatus, Scheilor Aelius, Lex Tutor y Cayo Crastino, prometí solemnemente, que dentro de 4 años, cuando obtuviera mi décimo miliario me cambiaría de nuevo mi nombre (romano, por supuesto).

Al contrario de lo que se suele pensar en la actualidad, los romanos creían ciegamente que el hecho de decir algo podía determinar el futuro, por eso ellos a diferencia nuestra, no temían hablar de los planes futuros. Espero solemnemente también, que tuvieran razón.

“Los pensamientos son reales –sentenció-. Las palabras son reales. Todo lo humano es real, y a veces conocemos las cosas antes de que ocurran, aún cuando no seamos conscientes de ello. Vivimos en el presente, pero el futuro está siempre en nosotros. Puede que el escribir se reduzca a eso. No a consignar los hechos del pasado, sino a hacer que ocurran cosas en el futuro". (La noche del Oráculo de Paul Auster)

La palabra para “destino” en latín es fatum, que significa literalmente “lo dicho”


Ante diem sextum Kalendas Maias, anno MMDCCLXII ab urbe condita.

"... y os digo que no hay hombre en el mundo que cumplidamente pudiese contar las maravillas de Mérida..." (Al-Razi, siglo X)

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